Skip to content

Breve historia de las redes sociales (Parte 2)

Breve historia de las redes sociales, parte 2.
Comparte este artículo:

Ya hablamos de forma breve sobre el surgimiento del Internet como un proyecto del departamento de defensa de EUA, para convertirse poco a poco en un espacio virtual similar a la Matrix de William Gibson. Esto después dio lugar a que no solo grandes organizaciones, sino individuos pudieran publicar contenido propio.

El Internet y la juventud

La igualdad de condiciones para toda conexión fue un paso necesario para que las redes sociales se volvieran lo que son hoy en día. Como con muchas tecnologías de consumo, quienes las adoptan primero son entusiastas del progreso tecnológico, pero es necesario dar otro paso para que se vuelva algo atractivo para toda persona.

Otro grupo al que es fácil apelar con lo novedoso es a la juventud: en general durante la infancia y la adolescencia los humanos aún nos estamos definiendo a nosotros mismos y más dispuestos a adoptar el cambio.

Los adultos por su parte hallan comodidades y formas de ver el mundo y actuar en él, que junto con la disminución en la neuroplasticidad (capacidad del cerebro para adaptarse) vuelven difícil la adopción rápida de las nuevas tecnologías, porque en general se les dificulta más aprender algo nuevo.

Los jóvenes, en su mayoría, carecen de independencia económica. Por ello usualmente no son un sector que adopte tecnología tan rápido como quisieran. Pero en el caso de Internet, el cual estaba (y sigue) transformándose constantemente y ofrecía la posibilidad de publicar opiniones personales de forma gratuita, era obvio que lo aprovecharían.

Con computadoras en cada casa de clase media y alta, los niños y jóvenes rápidamente inundaron salas de chat y aprovecharon servicios de mensajería instantánea (“¡Con la seguridad de no hablar con desconocidos!”). No era nuevo, pero era accesible, atractivo y ofrecía ser “propio”. Era un espacio deseable y que antes estaba reservado para compañías y gente “importante y famosa”.

De Myspace y los sitios personales

De nuevo, Myspace tampoco fue la primera red social digital moderna, pero fue la que se volvió popular. Permitía personalizar el perfil personal con audio e imágenes al gusto de cada quien. Publicar fotos con pocos clics era sencillo y agradable, así como comentar en el perfil de conocidos y desconocidos.

Poco a poco surgieron varias redes sociales muy populares y además se segmentaban cada vez más a sus audiencias y usos. Así como en las salas de chat, había redes enfocadas a entusiastas de ciertos temas e incluso las creadas para buscar pareja.

A esto se sumó que Microsoft Office incluía Front Page: un editor de sitios web que si bien permitía usar HTML para diseñar una página personal, también contaba con herramientas para hacer sitios un tanto básicos, sin necesidad de saber línea alguna de código.

Asimismo aparecieron sitios de hosting gratuito con alternativas de cobro para quienes querían ofrecer algo profesional y con más recursos. De su mano venían los primeros buscadores y la promesa de que si tu sitio web era lo suficientemente atractivo, aparecería entre los resultados de Yahoo! o Altavista.

La era de Facebook

Pero el repunte vino con Facebook: la red social más reconocida actualmente y que siempre está cambiando. El exceso de personalización demostró algo: no todos somos buenos en lo que a diseño visual se refiere.

Uno de los aspectos clave de Facebook fue mantenernos al tanto de lo que conocidos, amigos y familiares hacían. Otro aspecto clave fue la uniformidad. Si bien personalizar un espacio propio es agradable, al resto del mundo suele importarle y gustarle muy poco lo que uno hace con su sitio.

La experiencia de navegación uniforme en la que sin importar de quién fuera el perfil, uno sabía dónde encontrar lo que buscaba fue esencial para el éxito de Facebook.

Las redes sociales de hoy

Las redes sociales actuales aprovechan convenciones de diseño junto con la inmediatez de las salas de chat y la mensajería instantánea. También apelan al gusto personal por compartir lo que uno quiere, hace y piensa con el mundo en un espacio propio. Son una necesidad para negocios y gobiernos.

Pero todas las redes sin importar su audiencia principal, ni su enfoque, se sostienen sobre una misma base: la gente ve Internet como un lugar, y uno en el que quiere pasar su tiempo.